Las expectativas son la madre de todas las frustraciones. Cuando nos aferramos a una idea de cómo tienen que ser las cosas, cuando queremos controlar el resultado, cuando nos cerramos a una sola posibilidad… Nos volvemos rígidos, nos hacemos inflexibles y, en un 99% de las ocasiones, acabamos frustrados, enojados e insatisfechos porque, la vida fluye hacia donde debe fluir, y no hacia donde nosotros necesariamente queremos obligarla a que vaya. Spoiler alert: Lo único que tú puedes controlar en esta vida son tus sentimientos, pensamientos, palabras y acciones… NADA más está en tus manos.
Cuando tienes claro lo que deseas y vas tras ello, pero permaneces abierto y flexible a las diferentes formas en las que el universo puede manifestar el resultado, eres capaz de reconocerlas, darte cuenta de que llegan a ti, quizá con otro disfraz, y puedes apreciarlas y agradecerlas. O eres capaz de aceptar que no llegan pero, en su lugar llegan otras que son mejores para ti en este momento. Entonces sucede! Vives en gratitud, contento con lo que vas logrando a cada paso del camino. Eso pasa con las situaciones, pero también con las personas!
Cuando dejas de querer cambiar a quienes te rodean y eres capaz de apreciarlos tal y como son, con defectos y virtudes, con aciertos y errores, con todo lo que que te retan y espejean (porque lo que te choca, te checa), con sus luces y sombras, entonces empiezas a valorar la enorme riqueza que aportan a tu vida, los aprendizajes que te brindan y te dejas de frustrar porque no son como tú esperas que sean o porque no actúan como tu esperarías que actuaran. Porque “Cada cabeza es un mundo”.
Recuerda: a menos que seas médico, tú no vienes a “componer” o “arreglar” a nadie. Puedes acompañar, ayudar si te lo piden, brindar tu luz si la requieren, pero lo que suceda y hagan con eso ya no depende de ti ni es tu responsabilidad. No te lo tomes personal!. Fluye, aprecia, agradece y vive mucho más tranquilo y felíz.
Se “Feróz, pero flexible” Feroz con tu claridad, tu determinación y acciones, pero flexible a lo que se manifieste como resultado. Y aprende a amarlo y a apreciarlo.
Cuando sostienes algo (hasta una idea) con rigidez y apretando, te agotas, la ahogas, no le permites respirar ni moverse… En cambio, un “agarre suelto” (aunque suene contradictorio) te será más facil de llevar…
Cambia tus expectativas, aunque sea por un rato, por verdadero aprecio de lo que YA ES. Haz el experimento y cuéntame cómo te fue en los comentarios.
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