“Si las cosas que valen la pena fueran fáciles, cualquiera las haría”, “Hay que luchar ferozmente por lo que queremos”, “Elegir el camino fácil es de mediocres”, “Ganar el pan con el sudor de la frente”, “El camino al éxito es cuesta arriba”, “Si no es profundo, rebuscado y complejo, entonces es superficial, poco valioso e inútil”… ¿No te cansas de tan sólo leer todas estas afirmaciones juntas?
¿Cuántas de estas frases has escuchado a lo largo de tu vida y se han ido grabando en tu inconsciente, en tu mente y en tu corazón? ¿Quién nos ha hecho el “favor” de enseñarnos que la vida no es fácil, que hay que luchar y batallar, que sólo si es complicado y requiere de muchísimo esfuerzo es que vale la pena y es meritorio? ¿Por qué esta cultura del “Sacrificio” y del “Valle de lágrimas” al que venimos a cargar nuestra “Cruz”?… Estas creencias – de que las cosas no llegan fácil; De que los mortales de bien, que no se corrompen ni nacieron en cuna de oro, TIENEN que luchar contra viento y marea para merecer ser alguien, ser reconocidos, tener éxito personal y financiero; De que lo que llega fácil carece de valor; De que hay que tener todo bajo control, medido y analizado para ser eficiente y exitoso… -¿Sientes que te empoderan y motivan?
No sé a ti, pero a mí todo esto, de alguna manera, me ha coartado por mucho tiempo la posibilidad de gozar la vida realmente, de vivir ligera, de creer que merezco y estar abierta a que la abundancia y el éxito lleguen a mi simplemente por ser quien soy y hacer lo que amo con pasión y entrega. ¿Por qué no he de merecerlo?
En este afán de demostrar que soy “digna” de consideración, amor, confianza, reconocimiento y aceptación, he complicado mi vida a grados tales que a veces se vuelve absurdo. He dejado de hacer cosas porque eran “bobas”, “Simplonas” o “Impulsivas” y “poco pensadas”, y me convertí en la “Sub comandante Mora” (Así me apodaban en la Universidad por rígida, controladora, “matada” y perfeccionista). Te tengo una noticia: El perfeccionismo es el miedo en tacones Prada. Suena glamoroso, pero es soberbio y no deja de ser miedo. Miedo a sentir, miedo a perder el control, a no valer, miedo a equivocarte… Miedo a la vida.
Y no es que esté diciendo que ser aplicado, constante, persistente y disciplinado sea negativo, ¡Para nada! Estas son cualidades maravillosas, necesarias y muy útiles que te ayudarán a lograr lo que en verdad deseas y a salir de problemas cuando se presenten. Simplemente digo que cuando eso se vuelve obsesivo, rígido, pesado, apretado, sofocante o castrante, entonces tus alas se engarrotan, tu corazón se amuralla y ya cualquier logro no va a saber igual. Porque entonces ves la vida como un asunto serio y complejo, planeado y estructurado… Y ¿Qué crees? ¡¡¡NO HAY NADA MAS FALSO QUE ESO!!!!
La vida fluye libremente, es impredecible, te sorprende y saca de tu zona de confort constantemente. Como dice la canción: “Es una tómbola”, una montaña rusa. Y ¿qué pasa si te subes a la montaña rusa con miedo o con rigidez? La vas a sufrir horrores y, seguramente, te vas a lesionar. La vida nos fue dada para sentirla, gozarla, surfearla, y fluir. Para alzar los brazos y disfrutar el viaje (y la sensación de vértigo) con una sonrisa y un grito de emoción en la boca.
Si, hay circunstancias complejas, profundas y difíciles… en las que a veces hay que aventarse un clavado al lado oscuro y hacer un sobre esfuerzo, en las que toca quizá pedir ayuda y que nos cuestan más trabajo. Pero no tienen por qué ser la regla. ¡Mira la naturaleza! Cómo todo va sucediendo sin un sobre-esfuerzo, fluyendo con los ciclos, floreciendo y deshojando… ¿Por qué nos complicamos tanto?
Hay una frase de Abraham Hicks que viene totalmente a colación: “¿Por qué te esfuerzas tanto en remar contra corriente? Lo que deseas está río abajo.” Si, si hay que ser feroces en lo que deseamos, tener mucha claridad, poner foco y priorizar. Pero tenemos que ser sumamente flexibles y estar abiertos a dejarnos sorprender por la forma en la que se vayan manifestando las cosas. Soltar las expectativas rígidas, abrirte a aprender de todo lo que suceda, no tomarte las cosas tan en serio, aprender a reírte de ti mismo, a encontrar los caminos fáciles y disfrutables, a ver el aprendizaje y el regalo positivo que toda situación tiene. A fluir con la corriente, no contra ella. Y ¡ojo!: No hay que confundir esto con conformarte con el status quo y no buscar tu bienestar y gozo…eso también es suicida.
Cuando tienes claridad, experiencia de vida y amas lo que haces, la inspiración y el entusiasmo brotan fácilmente y puedes compartir y generar valor en la vida de otros sin tantas complicaciones. Créelo, Confía y actúa.
Porque todos podemos tener GRANDES resultados en nuestra vida cuando la vivimos ligeros, la gozamos y disfrutamos intensamente. Porque te mereces que la vida sea fácil y gozosa, te mereces ser valorado, reconocido y amado simplemente por ser quien eres, hacer lo que amas y compartir tu regalo. Simplemente por estar aquí y tener la posibilidad de experimentar el estar vivo. No tienes que hacer méritos con la vida ni con Dios, para ellos, eres ya un ganador.
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