CUALQUIER ADVERSIDAD que estés atravesando, ¡cualquiera! Siempre trae consigo regalos y, de una u otra manera, las herramientas, aprendizajes o personas que te ayudarán a superarla….
El punto es estar verdaderamente dispuesto a recibirlas con el corazón y los brazos abiertos y, a veces, estar dispuesto también a PEDIR AYUDA.
Muchos navegamos con una “falsa humildad” con la que nos cerramos a la ayuda: “No quiero ser una carga”, “No te molestes”, “No es necesario”, “¿Para qué los mortifico?”…
Pero MUCHO de eso tiene que ver en el fondo con soberbia: “No quiero causar lástima”, “Yo puedo solo”, “No necesito a nadie”, “¿Qué van a pensar de mi?”… Y/o con mucho miedo y dolor de experiencias anteriores: “Temo confiar y que no me respondan como espero”, “Si me muestro vulnerable me vuelvo presa fácil”, “Temo que me nieguen la ayuda si la pido”…
La realidad es que cerrarte, no hablar, no recibir y no pedir, simplemente hace que la situación que estás viviendo se haga aún más pesada, compleja y densa, y que tú te sientas más aislado y solo.
Dime algo: Cuando tú ofreces ayuda y te la aceptan, ¿Cómo te sientes? Expandido, jubiloso, útil, trascendente, buen ser humano ¿?… O te sientes comprometido, resentido, molesto, importunado e incómodo. Si tu respuesta es lo primero, ¿no crees que los demás también se sienten así cuando tú les aceptas la ayuda? ¿No crees que dejarte ayudar es un doble regalo, tanto para ti como para ellos? ¿No crees que negarle a alguien que te quiere la oportunidad de ayudarte es un poco egoísta?… Y si tu respuesta es lo segundo, ¡por favor! no ofrezcas ayuda si no tienes ganas de darla de corazón.
¡Estamos aquí para ayudarnos y apoyarnos unos a otros! Y HOY más que núnca estamos TODOS en el mismo barco. El altruismo, la generosidad y el amor al prójimo son valores y virtudes que hacen de este planeta y nuestras vidas un mejor lugar. Y afortunadamente somos muchísimos más quienes queremos ayudar que quienes no.
No siempre el concepto de “la ayuda que necesito” es el mismo para todos, pero mi invitación es a que pidas y aceptes ayuda. La que te puedan dar, la que esté dentro de sus posibilidades… un hombro para llorar, tiempo y oídos para escuchar, compañía para reír, alguien con quién rebotar ideas de solución, dar una recomendación… Siempre saber que hay alguien ahí dispuesto a tender una mano, a acompañarnos, a echarnos porras, es una bendición que, sin duda, te hará más ligero el camino.
Recuerda: Con el problema SIEMPRE vienen posibilidades de resolución. Quizá no sea lo que tú esperas, pues regresar al punto donde estabas antes de esta situación puede que no sea posible ni realista, de entrada porque la situación YA te está transformando. No sabemos cómo será la “nueva normalidad”, pero los regalos, las herramientas y la ayuda para encontrar un nuevo equilibrio y poder hacer #AlquimiaEmocional están ahí, si decides aceptarlos, pedirlos o recurrir a ellos.
El punto es estar con la disposición y ABIERTO.
No seas como el náufrago del chiste, Sé humilde, RECIBE y agradece los regalos que la vida te da, aún más en medio de la tormenta.
Si te parece útil, por favor comparte.
Bendiciones! y si en algo te puedo ayudar, AQUI ESTOY.
¡Gracias!
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